martes, 12 de agosto de 2008

Ensayo sobre Max Weber

Prólogo.

El ser humano ha querido siempre interpretar la realidad y explicar lo que pasa. La búsqueda de la “verdad” ha sido una constante en la historia de la humanidad.

En pleno desarrollo del capitalismo durante el siglo XIX varios autores se enfrascaron en explicar la génesis de este. De varios de ellos siguen vigentes algunas de sus reflexiones, Karl Marx, David Ricardo, etc. Mientras que otros han quedado ampliamente obsoletos y tienen interés en la medida que nos descubren como la metodología científica influye y determina las propias conclusiones, dicho de manera más clara, cada cual ve las cosas a través del color de su propio cristal. De forma exagerada esta visión se convierte en sectarismo, debemos ser humildes y no caer en visiones sesgadas.

Uno de los personajes que mejor expresan esa visión sesgada de la realidad es el autor alemán Max Weber.

ENSAYO SOBRE El ENSAYO, “LA ÉTICA PROTESTANTE Y EL “ESPÍRITU” DEL CAPITALISMO”, DE MAX WEBER.

Introducción.

Max Weber era un pensador alemán del final del siglo XIX y principios del XX, coincide su vida con el máximo desarrollo de la revolución industrial alemana y de la formación básica del capitalismo alemán, durante el periodo de entreguerras, la guerra Franco-Prusiana (1870-1871) ganada por Prusia y sus aliados de la Federación Alemana del Norte, y la Primera Guerra Mundial (1914).

Coincide, su vida, también con la unificación alemana y la formación de los elementos básicos de la nación germánica. La unificación se realizo sobre la base de Prusia, mayoritariamente protestante y precisamente el estado de la antigua Confederación Germánica que más resistencia opuso a la unidad, fue Baviera mayoritariamente católica y que, además, no participó en la guerra Franco-Prusiana Dejándose fuera a Austria, también católica, que tenía en la época su propia dinámica nacional y no formaba parte de la Confederación.

En la unificación jugo un papel importante su padre, político y diputado del nuevo parlamento alemán. De costumbres liberales estuvo en permanente conflicto con su mujer, la madre de Max Weber, una persona tradicional de religión calvinista.

En este contexto personal y social el libro de Max Weber tuvo un gran impacto dentro de los círculos políticos e intelectuales de la nueva nación, y por ende fue elemento clave en la discusión de los movimientos nacionalistas que en la época estaban en plena efervescencia, sobre todo en Europa.

Es evidente que el análisis que hace Weber se puede trasladar a otros contextos religiosos, Judíos-Cristianos, Judíos-Musulmanes, Cristianos-Musulmanes, Occidente- Oriente, Cristianismo-Budismo, Hinduistas-Musulmanes, Jainistas-Hinduistas, Sunniíes-Chiíes. etc. Esto lo hace permanecer de actualidad hoy en día, a pesar de que el contexto en el que fue creado ya no existe, y aparentemente eliminado con la derrota del nazismo después de la Segunda Guerra Mundial.

En definitiva la hipótesis es que el tipo de religión genera una base, sobre la que se puede asentar determinado nivel de desarrollo económico y social más o menos avanzado. Excluyendo previamente otros factores que también pudiesen influir.

Esta hipótesis simple es fruto de la observación empírica, podría ser una casualidad o no, en consecuencia si fuese lo segundo, habría que demostrarla.

A esta tarea se dedicaría Maw Weber en su conocido ensayo “La ética protestante y el “espíritu” del capitalismo”.


Definición del objeto investigado

Introducción

Las sociedades se han debatido históricamente entre dos aspectos, y citando a Sombart, pág. 72, “Sombart ha distinguido en su exposición sobre la génesis del capitalismo entre “satisfacción de las necesidades” y “lucro” como los dos grandes leit motivs entre los que se ha movido la historia”. La decantación de un determinado colectivo hacia un lado u otro es la clave del desarrollo económico y social.

El autor recurre a definiciones bastante antiguas, expuestas más de 150 años antes, a mediados del siglo XVIII, 1736 y 1748, por Benjamín Franklin. Y a definiciones de otros autores más contemporáneos del autor.

¿Que se entiende por “espíritu” del capitalismo?, pág. 56, “Si realmente se puede encontrar un objeto al que tenga sentido aplicarle esta denominación tiene que ser una individualidad histórica, es decir, un conjunto de factores de la realidad histórica relacionados entre sí, al que nosotros le damos conceptualmente una unidad atendiendo a su significación para la cultura”.

Max Weber define el primer leit motiv como “tradicionalismo económico”, mientras que el segundo seria el “espíritu del capitalismo”, pág. 73, “utilizamos aquí la expresión “espíritu del capitalismo” para esa mentalidad que aspira a profesional y sistemáticamente al lucro por el lucro mismo”.

La clave es, según Weber, el cambio de “forma” del capitalismo. Uno de los elementos de la cadena productiva, el más “capitalista”, generalmente el comerciante, pasa a controlar todo el proceso productivo y se produce lo que hoy llamaríamos una integración vertical, los artesanos y pequeños productores pasan a ser obreros y de la tienda se pasa a la venta directa a los clientes, este cambio se produce gracias al estimulo del lucro, ya que supone muchos más beneficios.

¿Todo lo anterior está relacionado con la religión, o ha influido esta en el proceso de cambio?, aparentemente se podría pensar que estos cambios solo pueden tener detrás el liberalismo más extremo y no la religiosidad.

El autor cree que sí, pág. 78, “El “tipo ideal” de empresario capitalista que también se da entre nosotros con algunos ejemplos sobresalientes aislados, no guarda ninguna afinidad con esos alardes más bastos o más finos; aquél aborrece la ostentación y el derroche innecesario y el disfrute consciente de su poder y la aceptación más bien incómoda de de los signos externos del aprecio social del que disfruta”, o dicho de otro modo, para Weber el empresario perfecto era ascético. Este ascetismo tendría un claro origen religioso.

En contraste con las opiniones “tradicionales” que consideraban que el lucro por el lucro no tiene sentido, es absurdo y propio de instintos perversos, en la nueva visión el lucro es bueno. En la visión tradicional, sin embargo, si que tenía sentido legar los bienes a la Iglesia o construir iglesias, para congraciarse con Dios.

Una de las bases del capitalismo es el racionalismo económico, pág. 82, “a los representantes del “espíritu capitalista” siempre les ha parecido indudable trabajar para una organización racional del suministro de bienes materiales de la humanidad era uno de los fines que guiaban su vida”. Aquí el autor no considera que el racionalismo tenga relación específica con el protestantismo.

Los elementos diferenciadores

El protestantismo y en especial el calvinismo generan, según el autor, determinados conceptos sobre el comportamiento humano.

La profesión y el espíritu profesional están fuertemente arraigados entre la población protestante, ya que se encuentra específicamente en la traducción que hace Lutero de la Bíblia.[1]. O sea son productos de la reforma religiosa, pág. 94, “Es indudable, que esta calificación moral de la vida profesional profana fue una de las aportaciones de la Reforma, y en especial de Lutero, que mayores consecuencias tuvo y puede considerarse, por ello, como un lugar común”.

Sin embargo considera que el desarrollo posterior hizo caer al luteranismo en posiciones de “tradicionalismo”, pág. 102, “si la Reforma no se puede imaginar sin la evolución religiosa personal de Lutero y si aquélla siempre ha estado determinada espiritualmente por su personalidad, sin el calvinismo su obra no habría tenido una permanencia externa. Pero la razón por la que católicos y luteranos conjuntamente lo aborrecen está realmente en la peculiaridad ética del calvinismo”.

Para el autor, el calvinismo había salvado el “espíritu capitalista” de Lutero. Lo deja todavía más claro, pág. 125, “Ya habíamos encontrado en Lutero la deducción de la división del trabajo profesional desde el “amor al prójimo”. Pero lo que en Lutero era un planteamiento inseguro, se convirtió en los calvinistas en una parte característica de su sistema ético.”.

El hombre está sólo, el individualismo, pág. 119, “Esta doctrina con su patética inhumanidad, tuvo que tener sobre todo una consecuencia para el ánimo de la generación que se rindió ante su lógica interna: el sentimiento de una extraña soledad interior del individuo. En la cuestión más importante de la vida para los hombres de la época de la reforma, la de la salvación eterna, el hombre quedaba condenado a caminar solo su camino, frente a un destino establecido desde la eternidad. Nadie podía ayudarle”. La predestinación tiene como efecto el individualismo.

Para alcanzar el cielo, en el caso de ser elegido, no hace falta ser ostentoso, el ascetismo, pág. 120, “Unido a esta doctrina radical de la absoluta lejanía de Dios y de la carencia de valor de todo lo creado, este aislamiento interior del hombre contiene, por una parte, la base para la posición absolutamente negativa del puritanismo respecto a todos los elementos de carácter sensible –sentimental en la cultura y en la religiosidad subjetiva- porque son inútiles para la salvación y fomentan las ilusiones sentimentales y las supersticiones que divinizan a las criaturas –y, consiguientemente, respecto al rechazo fundamental de la cultura de los sentidos.”

La soledad genera organización, pág. 124, “Parece, en principio, un enigma cómo la indudable[2] superioridad del calvinismo en organización social podía estar vinculada a esta tendencia hacia la separación interior del individuo de los estrechísimos lazos con los que este mantiene envuelto el mundo. Pues bien, esa superioridad deriva, por muy raro que parezca en un primer momento, del carácter concreto que tuvo que adoptar el “amor al prójimo” cristiano bajo la presión del aislamiento interior del individuo a causa del concepto calvinista de Dios.”. La soledad obliga a los individuos a ser más organizados, ya que no cuentan con un círculo de apoyo externo prefijado, se han elaborar continuamente su propio círculo.

El trabajo duro es la mejor manera de alcanzar el “estado de gracia”. El autor se refiere al Calvinismo y a corrientes protestantes similares, la vida de las personas está predestinada, el hombre no puede hacer nada por evitarlo, el trabajo, la vida ordenada y sencilla constituye una forma de glorificar a Dios. Sin embargo los hombres desconocen si son los elegidos o los reprobados[3], por lo tanto han de comportarse como si fueran elegidos, el trabajo sin descanso constituye una forma de evitar la angustia de pensar en que no son los elegidos, la vida santa la deben de practicar todos, pág. 131, “Por otra parte, se recomienda encarecidamente, como el mejor medios de conseguir esta certeza, un trabajo profesional infatigable; éste y solo éste disipa cualquier duda religiosa y da la seguridad del estado de gracia.”.

La vida metódica, pág. 138, “El Dios del calvinismo, por el contrario, exige de los suyos y produce en ellos no “buenas obras”, sino una “vida santa”, es decir una santificación por las obras elevada a sistema. A la práctica moral del hombre ordinario se le despoja de su falta de sistema y planificación y se la configura como un método consecuente del modo de vida entero. No es realmente ninguna casualidad que se quedaran con el nombre de “metodistas los exponentes de la última renovación de las ideas puritanas en el siglo XVIII.”. En el catolicismo ya existía una vida metódica, era la vida de los monjes, regulada mediante reglas, pero el resto de la población no las tenía. Las reglas suponían un cambio importante, pág. 139, “El modo de vida monacal se convirtió en un método de un modo de vida racional, construido de manera sistemática, con el objetivo de superar el status naturæ, sustraer al hombre del poder de los instintos irracionales y de la dependencia de la naturaleza y del mundo, someterlo a la supremacía de una voluntad planificada.”.

Como consecuencia directa de la vida metódica se elabora el concepto de ascetismo, pág. 140, “Esta racionalización confiere a la religiosidad reformada su rasgo específicamente ascético y fundamenta su afinidad interna como su diferencia especifica con el catolicismo.”. El ascetismo puritano tiene al hombre como centro de la educación y trata de que lleve una vida lucida y a salvo de los instintos primitivos, para que pueda responder de la mejor manera posible a los retos de su vida cotidiana.

En las sociedades católicas medievales ya hubieron sociedades monacales que intentaron extender la vida ascética, metódica y los ideales de los monjes, al resto de la sociedad, en concreto el autor cita a los Franciscanos, nacidos no por casualidad en Asís y en las ricas y burguesas zonas del norte de Italia, pero fue el protestantismo el que encontró la clave para que triunfase, al incluir el ascetismo en la vida cotidiana ya que se podía practicar dentro de la familia, sin interferir en la moral. El calvinismo da un paso más, pág.144, “Y el calvinismo añadió a lo largo de su evolución posterior algo más: la idea de que era necesaria la acreditación de la fe en la vida profesional en el mundo. Con ello dio un impulso positivo al ascetismo, y al anclar su ética en la doctrina de la predestinación, en el lugar de la aristocracia espiritual de los santos en el mundo, predestinados por Dios desde la eternidad.”. [4]

También otras tendencias menores, como los pietistas[5], profundizaron en los esquemas ascéticos, pág. 162-163, “Pero en la medida en que, el pietismo, el elemento ascético racional mantuvo su supremacía sobre la parte sentimental, se impusieron las siguientes ideas, que son decisivas para nuestro punto de vista: 1) que el signo[6] del estado de gracia está constituido por el desarrollo metódico de la propia santidad hacia una perfección y una consolidación cada vez mayores y a controlar por la ley, y 2) que la providencia de Dios es la que actúa en los así perfeccionados, dándoles él una señal[7] con su paciente perseverancia y su reflexión metódica”. Se insiste en la idea de que la búsqueda de los elegidos constituye la actividad central de los pietistas, y la evolución del protestantismo va en esa dirección. Siempre que no se caiga en el sentimentalismo, ya que en ese caso la búsqueda quedaría perturbada, y no se desea encontrar la señal al caer en el fatalismo[8]. En resumen, pág. 164, “la idea de que es Dios mismo quién bendice a los suyos a través del trabajo es tan firme en los puritanos”.

Los numerosos grupos protestantes fueron evolucionando, especialmente cuando abandonaron Europa y se instalaron en América, sin embargo el autor considera que el calvinismo mantiene su superioridad sobre otras corrientes religiosas. Como por ejemplo, pág. 177, “Por ello el metodismo se presenta para nuestro punto de vista como el pietismo, es decir, como una doctrina con una base ética igualmente vacilante.”.

La práctica protestante se podía hacer de forma individual, bajo la batuta de una iglesia, o formando grupos y comunidades religiosas, como en los conventos católicos, pero incluyendo a las familias, lo que lógicamente complicaba la gestión de la comunidad, y sin dependencia orgánica de una iglesia. Imitaban el funcionamiento de las iglesias cristianas primitivas.

Algunas creencias protestantes consideraban que solo se podían ejercer en comunidad, como los cuáqueros[9], pág. 180, “llegamos a las comunidades religiosas, cuya ética tiene un fundamento teórico distinto de a la doctrina reformada.”. y pág. 181, “Esto quiere decir que la comunidad religiosa, la “iglesia visible” en el lenguaje de las iglesias reformadas, no se concibe ya como una especie de fideicomiso con fines supraterrenales, como una institución que incluye necesariamente, a justos e injustos (sea para aumentar la gracia de Dios - calvinistas- o sea para dispensar a los hombres los medios de la salvación –católicos y luteranos- ), sino que se concibe exclusivamente como una comunidad de personas creyentes y regeneradas, y sólo de éstas: en otras palabras, se concibe no como una “iglesia”, sino como una “secta””.

Naturalmente esta concepción de la estructura religiosa, determinaba la propia estructura de la sociedad, pág.192, “cuando tratemos la política social del protestantismo ascético y podremos observar entonces la gran diferencia existente entre los efectos de la policía de costumbres autoritarias de las iglesias oficiales y la policía de costumbres de las sectas, basadas esta última en un sometimiento voluntario. El hecho de que el movimiento baptista creara fundamentalmente “sectas”, y no “iglesias”, favoreció, en todo caso, la intensidad de su ascetismo.”. De la misma manera que en otras “sectas”.

Análisis de los efectos en la vida productiva.

Introducción

La hipótesis de Maz Weber es clara, los países con mayoría de población protestante tienen un nivel de vida superior a aquellos con mayoría católica. Y en los países donde ambos sectores poblaciones eran significativos y coincidían, los protestantes ocupaban mejores puestos en la pirámide social. E incluso va más allá y hace distinción entre protestantes y considera a los calvinistas, como era su propia madre, más avanzados que los luteranos.

¿Qué pasa en las poblaciones, donde además de coincidir en el mismo territorio diferentes religiones, también existen diferencias nacionales o étnicas? El autor da por sentado que las diferencias nacionales implican automáticamente diferencias sociales, esta afirmación claramente racista la especifica en la pág. 43, “Este fenómeno lo encontramos reflejado en los datos de las estadísticas confesionales coincide con una diferencia de nacionalidad y, por ello[10], con un diferente grado de desarrollo cultural –como ocurre en el este de Alemania entre alemanes y polacos-“[11]

Que ocurre también en las zonas mayoritariamente protestantes con un alto grado de desarrollo económico, pero que ya lo tenían antes de la aparición del protestantismo, y que por lo tanto, se podría afirmar que la religión no ha influido en su desarrollo. La pregunta es entonces otra, pág. 45 “¿qué fundamento tenía esta fuerte predisposición de los territorios más desarrollados económicamente para una revolución eclesiástica?”, Max Weber le vuelve a dar la vuelta al problema, el protestantismo fue una revolución necesaria y coherente con el desarrollo económico, pág. 46 “Lo que encontraban reprochable aquellos reformadores, que surgieron precisamente en los países más desarrollados económicamente, no era que hubiese demasiado control religioso-eclesiástico de la vida sino que hubiera demasiado poco.”. En la discusión sobre quien fue primero la revolución social o la religiosa, la respuesta es la religiosa.

Elementos

El ascetismo influye directamente en la intensidad de trabajo, pág. 200, “En primer lugar, el trabajo es el medio ascético acreditado desde antiguo, que, como tal, ha sido apreciado desde siempre en la Iglesia de Occidente. Es el preventivo específico contra todas aquellas tentaciones, que el puritanismo resume bajo el concepto de “unclean life”[12], y que no desempeñan un papel pequeño. El ascetismo sexual en el puritanismo sólo es diferente en el ascetismo monacal en cuanto al grado, no en cuanto al principio que subyace en él, y es más amplio”. Igualmente en lo referente a las dudas religiosas, pág. 201, “contra las dudas religiosas y los escrúpulos de conciencia, contra las tentaciones sexuales se prescribe también –junto a una dieta sobria, comida vegetariana y baños fríos -: “trabaja duro en tu profesión”. El trabajo duro es una manera de alejar lo que los ascetas creían que eran tentaciones.

La exaltación del trabajo, pág. 202, “Pero, además, el trabajo es, sobre todo, el fin mismo de la vida prescrito por Dios. La frase de San Pablo “quien no trabaje que no coma” tiene validez absoluta y para todos. Las pocas ganas de trabajar son síntoma de que se carece de estado de gracia.”. El trabajo es básico en la vida de los hombres y sin trabajo no hay nada.

El trabajo pasa a ser el centro de todo, y no como elemento auxiliar de la vida, como en la idea “católica”, pág. 202, “En este punto se manifiesta claramente la separación respecto a la doctrina medieval[13]. Santo Tomás de Aquino había interpretado esa frase, pero, según él, el trabajo solo es necesario, naturali ratione, para la conservación de la vida del individuo y de la comunidad. Cuando este fin no existe, cesa también la validez del precepto.”.

En el debate sobre la profesión y la división del trabajo[14], el autor recuerda como Lutero consideraba que las personas no podían cambiar de profesión porque irían en contra de la voluntad divina. Pág. 204, “era un deber religioso que el individuo perseverara en la posición y en los limites que Dios le había asignado…..Había, por tanto, aceptar el mundo como era, y sólo esta aceptación podía señalarse como deber religioso.”. Citando a otros autores considera que esta apreciación corresponde a la idea que un trabajo especializado contribuye a un mejor desarrollo de este. Mientras que otros trabajos, pág. 205, “son ocasionales e inestables, y pasa más tiempo en la pereza que en el trabajo, y cuando cierra sus explicaciones en los términos siguientes:"y él [trabajador profesional] realizará su trabajo en orden, mientras que el otro está en continuo desconcierto y su negocio no conoce no tiempo ni lugar….por lo cual una profesión estable es lo mejor.".

El trabajo inestable y/o jornalero no es deseable y conduce a las personas que lo ejercen a ser poco sistemáticas y metódicas, y por lo tanto no cumplirán con los deseos de Dios. Pág. 206, “Lo que Dios exige no es el trabajo en sí mismo, sino el trabajo profesional racional.”. Las personas que realizan trabajos ocasionales, o dicho de otra manera no realizaban trabajos bajo las normas y estructura de los gremios, eran personas que contravenían los principios divinos.

El cambio de profesión era posible, siempre que se haga correctamente, y sea de más utilidad y, además, en algún caso es conveniente, pág. 207, “Pues ese Dios, al que el puritano ve operante en todos los acontecimientos de la vida, le muestra a uno de los suyos una oportunidad de lucro, lo hace intencionadamente. Y por ello el cristiano creyente tiene que seguir esa llamada, aprovechándose de esa oportunidad”. El camino divino es sagrado. Y es incorrecto no querer progresar, pág. 209, “Querer ser pobre es como querer estar enfermo.”.

El puritanismo también despreciaba aquellas manifestaciones culturales que no pudieran ser consideradas como religiosas, el autor cita varios ejemplos como el deporte, el teatro, y ciertas formas de arte pictórico.

También el calvinismo justificaba y explicaba las diferencias sociales, pág. 230, “el reparto desigual de los bienes de este mundo es obra de la providencia divina, la cual, con estas diferencias, así como con la concesión particular de la gracia, persigue sus objetivos secretos.”. Además los trabajadores también están imbuidos de los mismos principios ascéticos y por lo tanto eficientes y eficaces.

Evidencias empíricas.

La educación tiene una influencia clara en el desarrollo económico y social, el autor manifiesta que estadísticamente se demuestra que los protestantes eligen mayoritariamente enseñanzas técnicas y los católicos humanista.

El mismo fenómeno ocurre en los oficios, los protestantes eran ampliamente mayoritarios entre los operarios cualificados dentro del sistema industrial, mientras que los católicos permanecen en el sistema artesanal. También para el autor era una evidencia empírica que muchos países mayoritariamente católicos importaban obreros cualificados protestantes.

Los obreros protestantes están mejor calificados para el trabajo, porque son más responsables y metódicos en su labor, pone como ejemplo la Inglaterra del siglo XVIII y concretamente a los metodistas, pág. 71 y 72, “El desprecio y la persecución que encontraban por ejemplo los obreros metodistas en el siglo XVIII por parte de sus camaradas de trabajo no guardaban relación en absoluto con sus excentricidades religiosas,….., sino que guardaban relación con su particular disposición para el trabajo”.

¿Se puede explicar lo descrito anteriormente por un fenómeno de discriminación histórica?, aquí el autor discrepa de la pregunta y pone de ejemplo a otras minorías religiosas marginadas que, a lo largo de la historia, estaban más desarrolladas que las mayoritarias, citando expresamente a judíos y hugonotes[15].

La respuesta es que en la nueva mentalidad capitalista es lícito moralmente ganar dinero, el dinero no es equivalente a demonio, y además, se ha de trabajar para ganar dinero y no solo para sobrevivir, trabajar con el sudor de la frente no es un castigo divino.

Ganar dinero se convierte en un fin en si mismo, en un hábito, el individuo hace girar su vida alrededor del dinero, gastar lo menos posible, no despilfarrar, y ganar lo máximo. Gastar en exceso y sin justificación se convierte en inmoral, por ejemplo la ropa ha de servir para protegerse del frío y no para presumir.

El desarrollo económico solo se puede sostener sobre la base de generar riqueza por encima de la simple supervivencia, este plus esta riqueza nueva es lo que avanzar a las sociedades. No hay que conformarse con lo que se tiene. Los individuos deben buscar cosas nuevas, investigar para generar más dinero y crear riqueza.

La acumulación de riqueza no se puede confundir con la codicia insana, se ha de hacer evidentemente con honradez, porque se volvería en contra del propio sistema capitalista, hace diferenciar la codicia capitalista, de la codicia de otras épocas históricas a las que descalifica.

Max Weber insiste que la mentalidad capitalista y el sistema capitalista tienen un proceso de generación independiente, la acumulación de capital se pueden dar por diferentes circunstancias, guerras, recursos naturales, etc., pero si no existe una mentalidad capitalista, estos capitales no serán invertidos de forma “correcta”, y no se generará riqueza, desapareciendo los capitales cuando las circunstancias de acumulación cambien.

Síntesis

Las nuevas sociedades supusieron un cambio de mentalidad de las personas. Es aquí donde aparecen las religiones, una nueva mentalidad social solo puede ser implementada, y sobre todo en aquella época, por instituciones religiosas, especialmente las protestantes que se habían separado del catolicismo al inicio de la era moderna, donde se desarrolla la forma económica y social más desarrollada del feudalismo, especialmente en algunos países de Europa.

La nueva mentalidad viene marcada por los elementos siguientes:

La profesión y el espíritu profesional.
El individualismo.
Organización
Trabajo duro.
Vida metódica.
El ascetismo


El catolicismo, la religión católica considera el dinero como elemento auxiliar, la vida ha de girar alrededor de la felicidad, se ha de trabajar para comer y el trabajo es un castigo divino, en los países católicos se considera, en la época de Weber, que trabajar con las manos es degradante, tener las uñas largas y la piel blanca era signo de nobleza. En el catolicismo no se considera suficientemente la profesión y la actividad económica, solo los monjes disponen de unas reglas estrictas de comportamiento y de actividad profesional. Para soportar esta argumentación Weber menciona a Santo Tomás de Aquino.

El luteranismo, Weber considera fundamental esta religión, Lucero desarrolla el concepto de profesión, en alemán Beruf, que según el autor no existe una definición tan estricta en otros idiomas de países católicos, en cierta manera considera que el luteranismo hacía extensiva las normas profesionales de los monjes a toda la sociedad. La responsabilidad de las personas con una profesión y el deber del trabajo eran clave en el capitalismo. Todas las profesiones son importantes y necesarias, no hay unas superiores a otras.

Protestantismo ascético, el autor se refiere al Calvinismo y a corrientes protestantes similares, la vida de las personas está predestinada, el hombre no puede hacer nada por evitarlo, el trabajo y la vida ordenada y sencilla constituye una forma de glorificar a Dios. Sin embargo los hombres desconocen si son los elegidos, por lo tanto han de comportarse como si lo fueran, el trabajo sin descanso constituye una forma de evitar la angustia de pensar en que no son los elegidos, la vida santa la deben de practicar todos.

El puritanismo racionalista, propio del Calvinismo evita los excesos y obliga a administrar las cosas de la mejor manera posible, ya que son propiedad última de Dios. Y es la clave para el desarrollo del capitalismo, pág. 223, “Lo dicho hasta ahora podríamos resumirlo diciendo que el ascetismo protestante intramundano actúa con toda su energía contra el disfrute despreocupado de la riqueza; este ascetismo coarta el consumo especialmente el consumo de lujo. Por el contrario descarga, con efecto, la adquisición de bienes de los lastres de la ética tradicional; le rompe las cadenas al afán de lucro, no solo haciéndole legal sino considerándolo expresamente como querido por Dios….La lucha contra al molicie y la dependencia de los bienes externos no es ninguna lucha contra la riqueza y el lucro, sino contra las tentaciones asociadas a ellos.”. Pág. 229, “el empresario burgués puede perseguir sus intereses de lucro, y debe hacerlo, si se mantiene dentro de los límites de la corrección formal, si su conducta moral es intachable y si el uso que hace de su riqueza no es escandaloso.”.

Opiniones de algunos autores sobre el ensayo

Pilles Lipovetsky, “El imperio de lo efímero”

En autor se plantea actualizar los conceptos sobre la economía política expresados Adam Smith, con unos planteamientos nuevos.

En la definición de riqueza se consideraba que era sólo el dinero o equivalentes acumulados. Había que hacer una nueva definición. Aunque la expresión externa de la riqueza se exprese en dinero, el concepto de riqueza es más amplio, incluye todos los bienes de la persona o nación.

Existen en el mundo diferentes sociedades o pueblos con niveles de desarrollo económico y social. La producción de la riqueza está condicionada por las condiciones físicas y otras por las humanas. La distribución sólo está condicionada por las humanas.

Estos condicionantes son los que estudia este ensayo.

Joseph A. Schumpeter, “Historia del Análisis Económico”

El autor hace referencia a la escuela histórica “novisima”, y a sus miembros Spiethoff, Sombart y Max Weber.

Spiethoff, analiza en profundidad los hechos y de forma detallada.

Sombart, en “Capitalismo moderno” interpreta la historia en su conjunto mezclando disciplinas y metiendo en el mismo saco hechos filosóficos, históricos y económicos.

Max Weber, consigue llegar a la profundidad de la cuestión planteada. Piensa que las leyes sociales son diferentes a las leyes físicas, ya que existen condicionantes culturales, englobando en este concepto cuestiones como la religión.

En Alemania se dieron las condiciones para que apareciese en ella una escuela histórica importante.

Herbert Marcuse, “El hombre unidimensional”

El capitalismo norteamericano es una sociedad cerrada integra a la existencia privada y a la pública. Pág. 8, “La sociedad cerrada sobre el interior se abre hacia el exterior mediante la expansión económica, política y militar”, en otras palabras imperialismo.

La exportación del “modo de vida” no hace distinciones, todo es un paquete, incluido la falta de libertad real que se da, a pesar de la existencia de la libertad formal.

La sociedad norteamericana es muy agresiva, agresividad generada por la fuerza del eros, de la supervivencia de la especie. Los avances técnicos y sociales nos permitirían prescindir de la agresividad para avanzar, nos libera de la carga primitiva de la supervivencia. En este contexto los intelectuales y técnicos forman una base importante para el cambio social. También la existencia de sociedades avanzadas no capitalistas provoca un debate dentro del sistema capitalista y ayuda a este cambio.

Maurice Godelier, “Instituciones económicas”

Las estructuras sociales, políticas, económicas, religiosas, etc., están relacionadas. En las sociedades antiguas era más visible la religión y la política, pero no por ello, la economía no jugaban un papel secundario.

El autor matiza a Marx al considerar la importancia de las relaciones de parentesco en las sociedades primitivas. Precisamente este ejemplo lo utiliza para criticar a aquellos que ponen a las estructuras económicas como explicación última de las relaciones sociales, o dicho de otra forma critica el reductivismo materialista. Todas las estructuras están íntimamente interrelacionadas.

Esta interrelación se produce constantemente de forma que todas las relaciones se adaptan continuamente unas a otras[16], naturalmente en situaciones de normalidad, si no fuera así se generarían contradicciones y tensiones. A veces estos cambios son tan profundos que acaban destruyendo el marco social antiguo y produce uno nuevo



Ubaldo Martínez-Veiga, Antropología Económica. Introducción Jesús Contreras.

La antropología económica es citando a Godelier, pág. 10,”debería caracterizarse poner de relieve lo que de “no-económico” influye en lo “económico” así como lo de “económico” existe e influye en lo “no económico””. Dicho de otra manera, la relación entre el campo de estudio de la antropología (las relaciones sociales en sentido amplio) y el campo de estudio de la economía.

Hace girar el estudio, sobre la antropología económica, alrededor del mercado, se constituye en el eje económico, puesto que en el convergen todas las relaciones económicas. Las opiniones e ideas sobre el mercado nos mostraran las diferentes visiones que de la realidad económica tuvieron y tienen las diferentes sociedades.


[1] Se refiere a la palabra alemana Beruf
[2] En el original no hay subrayado.
[3] certituto salutis
[4] Es evidente que el voto de castidad de los monjes aseguro la propiedad de la Iglesia sobre las propiedades de los monasterios, pero también evito que se pudiera extender su vida al resto de la población.
[5] Grupos luteranos que tenían como objetivo hacer de la piedad su actividad central.
[6] La negrita no está en el original
[7] La negrita no está en el original
[8] Doctrina que considera todo lo que pasa como determinado anticipadamente e inevitable.
[9] Literal, sociedades de amigos..
[10] La negrita no está en el original.
[11] Se refiere a la zona polaca ocupada por Prusia después de la última partición de Polonia en 1795.
[12] Literal, vida sucia.
[13] Católica
[14] El debate es en realidad, y por la época, sobre los gremios y sobre su propia estructura interna, maestros, oficiales y aprendices. Y si era correcto cambiar de profesión.
[15] Los hugonotes son una minoría protestante en Francia
[16] El autor hace referencia del concepto cibernético del feed-back

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